martes, 3 de julio de 2018

Ayer mi abuela dio una lección.


Ayer mi abuela me sorprendió.

Mi abuela, es una mujer que vivió la guerra civil siendo una niña, una mujer que vivió en sus carnes la pobreza de una familia humilde machaca, aún más, en el hambre de la posguerra.

Una mujer sin estudios, sabe leer y escribir, y las cuatro reglas matemáticas básicas, pero a la que la vida la ha enseñado otras cosas. Una mujer adelantada a su tiempo en muchas cosas, una mujer fuerte sí, con carácter, a veces demasiado.
Una mujer que fue adoctrinada por el franquismo, a la que sin embargo le cuesta hablar castellano, una mujer que dice no entender de política y que por ello solo debió votar dos veces. Ambas a la derecha.

Pues bien a pesar de parecer una mujer de ideas conservadoras, que en muchos casos lo es. Cuando ayer sacó el tema de los inmigrantes que llegan a nuestras costas me dejó gratamente sorprendido.
"Non podemos deixar morrer a xente nas costas, cando nos fai unhos anos eramos os que fuxiamos do pais" Traducido, ya que algunxs no entenderéis gallego, mi abuela dice que no podemos dejar morir a la gente en las costas, cuando hace unos años eramos nosotros los que huíamos del país.

Entre los comentarios de la pena que le daba ver a esa pobre gente, tuvo comentarios, tan sorprendentes para una mujer que no ha estudiado como: "les vendemos armas y hacemos que se maten y ahora no queremos que escapen". Traducido libremente, por supuesto.

Desde luego mi abuela hizo gala de una humanidad que a muchos en España parece faltarles. Quizá la gente que sufrió el hambre, que recorría kilómetros de monte para ganar "unas pesetas para comer"tenga más empatía con aquella gente que huye por hambre, por guerras, como, no hace tanto, huíamos los españoles del país.

Una mujer que no entiende que la juventud se gaste el dinero en vacaciones, entiende que el dinero no importa cuando se trata de salvar vidas humanas. Demuestra que las ideas no son tan cerradas como a veces pueden parecer. Sinceramente ha sido de las veces que mas orgulloso me he sentido de mi abuela, que para otras cosas quizás fuera más conservadora.
Una mujer que fue consciente de que a ella le pagaban la mitad por ser mujer, haciendo los mismos trabajos. Una mujer diferente para su tiempo, que quizá explique el ser tan incomprendida en su pueblo.

Una dosis de empatía y simpleza de ideas, que a algunos le vendría 'de perlas'.