viernes, 6 de julio de 2012

Día 2

Una chica preciosa, quizás algo mayor que yo. Con una larga melena morena que ondeaba al viento, unos ojos que desde la distancia parecían negros, no era el arquetipo de mujer alta y esbelta, pero no se porque se que ella va a cambiarlo todo.

Por una vez dejé a un lado mi timidez y me acerque para, al menos, verla un poco más de cerca. Empezó a llover de una manera tenue, y la brisa empezaba a ser algo más fresca. Ya le tenia a escasos metros y la mire embobado. No se que tenía, de especial, pero me gustaba, creo que hasta me enamore desde el primer momento que la vi.

Se oyen gritos al final del anden. Alguien parece a ver robado un bolso y se da a la fuga corriendo, mientras yo bajaba a las vías para verla aun mas de cerca. Al correr el ladrón, empuja a la chica que cae a escasos centímetros mios de pie, ahora no solo yo la miro, también me mira ella.

Siento algo distinto, no puedo articular palabras, ella tampoco parece poder, el tiempo se para, la lluvia, que ahora cae con fuerza no parece importarnos a ninguno, en este momento estamos solos ella y yo. La miro a los ojos, unos ojos oscuros, y quizas un poco tristes, pero que en este momento solo miran hacia mi.

Por fin consigo articular una palabra:
-Hola- dije
-Ho- Hola- respondió ella con la voz más dulce que había oído.

No hicieron falta más palabras, los dos sabíamos lo que iba a pasar. Me acerqué lentamente a ella, acariciándole la cara. Ella como si no pudiera esperar a que yo llegara, me besó, con una fuerza y una dulzura que nunca había sentido, en ese momento se me olvido todo, me daba igual mojarme, me daba igual estar en la vía del tren. Todo me daba igual. Todo tenia por fin sentido.

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