lunes, 13 de febrero de 2017

Ella.

Notaba mi piel más suave, me notaba más viva. 
Sonreí, ampliamente, tanto que hasta me entraron ganas de llorar. 
Sabía que desde aquél instante el curso de las cosas iba a tomar otro rumbo.
Dejé que mis dedos se hundieran en su pelo, acariciando cada mechón hasta las puntas, jugando con cada uno de sus enredos, pasando mi dedo índice por sus facciones, siguiendo las líneas que dibujaban su rostro perfecto, la forma de sus labios y contando cada una de sus pecas. 

Esas que tanto me fascinaban. 
Estaba preciosa.
Dormía plácidamente. 
Tenía una mano encima de mi tripa, 
su respiración me acariciaba el rostro,
seguro que al más mínimo movimiento se despertaría y me miraría. 
Y sonreiría. 
Como siempre.

Si algo sabía, era que estaba totalmente segura de que quería despertarme de esa forma todos y cada uno de los días del resto de mi vida.


Eva Gel Cot.

No hay comentarios:

Publicar un comentario