jueves, 7 de junio de 2012

Cuento 5: Se avecina un duelo



A la mañana siguiente ambos se levantan, se miran y sienten un poco de vergüenza al verse abrazados.
-Phil- Bue... Buenos días- Bostezando-
-Sarah-Buenos días Phil
-Phil- Antes de nada déjame ver tu pierna- la desvenda y observa detenidamente la herida- Parece estar bien -concluye finalmente.
-Sarah- ¿Si? lo cierto es que ya casi no me duele, esas hiervas que has utilizado son muy buenas.
-Phil- Si, Kat, me enseño a usarlas, Todavía debo buscar los frutos de Oz, con ellos volverás a andar en unos días.
-Sarah- Muchas gracias. Veo que as dejado la piel del lobo a secar, se me da muy bien la fabricación de prendas. Quizas pueda hacer algo.
-Phil- ¿En serio? Sería de gran ayuda, yo había pensado simplemente utilizarlo como manta.
-Sarah- Si, algo podre hacer pero hay muy poca cantidad, dudo que llegue para un abrigo... quizás seria mejor guardarla para más adelante, así podría hacerte una especie de armadura de lobo...
-Phil- Me parece una gran idea, la piel de estos lobos es bastante dura, me protegerá más que la ropa que llevo puesta.
-Sarah- Eso seguro. Mientras puedo empezar a hacerte las flechas, se las hacia a mi padre... 
-Phil- Tranquila no es necesario
-Sarah- No, quiero sentirme útil, no quiero ser una carga.
-Phil- De acuerdo, ¿entonces decías que hay una espada detrás de la cabaña?
-Sarah- Si, ¿Por que?
-Phil- Se levanta- ya que voy por los frutos puedo intentar cazar algo para el desayuno, me quedan pocas flechas en buen estado, asi que debería de llevar la espada para protegerme...
-Sarah- Llévala, no hay problema, yo me pondré con las flechas, la madera de arce debería ser buena.
-Phil- Muchas gracias.

Phil sale de la casa, tiene un sentimiento extraño, quizás por ser el primer ser humano que ve en su vida, o quizás por que sea chica, se siente confundido.
Al llegar a la parte trasera de la casa, observa como en el interior de un baúl se encuentra el arma buscada, una espada larga, de un metro quizás algo más, pesa mucho y le cuesta blindarla -Me acostumbraré- pensó para si mismo. Parecía de buena calidad, era de un metal parecido al hierro pero sin embargo era más ligero, ademas era más brillante. Estaba perfectamente forjado a mano, el que lo hizo debía ser un buen artesano, estaba muy bien compensada, la empuñadura era muy cómoda, y , a pesar del peso, era bastante ágil en las manos de un buen espadachín. 

Phil la cogió, y se dispuso a salir en búsqueda de los frutos de Oz. Comenzó su marcha cara el norte, mirando siempre con cuidado en cada esquina del camino por si se encontraba algún animal.

Cuando ya había andado una media hora sintió un ruido, sin pensarlo saco su arco y apunto justo a sus espaldas, donde encontró de nuevo a un lobo. Apenas le quedaban cinco flechas, no podía fallar. Pero lo peor estaba por llegar, de nuevo sintió otro ruido a sus espaldas, y allí estaban , dos lobos y un Likoln, una especie de lobo alfa, de un tamaño superior, ademas de una piel mucho más dura. 

Phil reaccionó, lanzó rápidamente dos flechas sobre el primero de los lobos, solo le alcanzo con una, pero le atravesó el pecho y este comenzó a desangrarse rápidamente. -Uno menos - pensó, pero solo quedaban tres flechas y tres enemigos, los dos lobos se abalanzaron sobre él,  a uno de ellos lo alcanzo con una flecha que lo detuvo en seco, le había atravesado la cabeza, pero había gastado otras dos flechas y el otro lobo se acercaba rápidamente, por suerte le dio tiempo a desenvainar el arma, y tras unos cuantos golpes fallidos, y un par de arañazos revividos, Phil dio un golpe certero rebanando la cabeza del lobo.
Todavía quedaba el Likoln, se acercó lentamente, gruñendo con fuerza y dejando caer su baba sobre la fría nieve.

Phil sabía que tenia pocas posibilidades, pero también sabia que no podía escapar, sacó de nuevo su arco y su última flecha, y apunto lo mejor posible hacia un puto blando del Likoln, sus grandes ojos. Disparó y por suerte le acertó en uno, pero la herida no era lo suficientemente grande para que el Likoln huyera, este comenzó a correr hacia Phil, que raudo se aparto hacia un lado y desenfundo su espada, sabía que un duelo complicado acababa de comenzar.

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