sábado, 8 de febrero de 2014

Carta 1

Bueno hace un tiempo pasaron por mi cabeza ideas para escribir una novela, pero al final se quedo en tan solo la carta con la que la quería empezar. Quizás algún día sirva de algo, y sino pues aquí quedará.



A veces la vida te atropella, injusticia tras injusticia, pones la botella a dar vueltas y parece que siempre a punta en la mala dirección. No puedes hacer más que quejarte, pero tampoco demasiado, en el fondo hay cosas mucho peores ¿No? Sería hipócrita quejarse de cuatro gilipolleces cuando hay gente muriéndose en las calles.
Sin embargo da igual, te encierras, te pones tu mismo los grilletes, protestas por las injusticias en vez de tratar de luchar contra ellas. El mayor enemigo siempre es uno mismo.

Cada idea, cada sueño, resuena en tu cabeza, pero ahí se queda. No haces nada por lograrlos, y cuando lo haces te quedas rozando con la yema de los dedos y como un idiota te rindes cuando estas ya cerca de conseguirlo.

A veces, muy de vez en cuando, tienes pequeños golpes de suerte, pero, idiota de ti, en vez de aprovecharlos y disfrutarlos, desconfías. La vida ha sido demasiado puta y siempre acaba pasándonos factura después de jodernos. Y en ese momento te traicionas, no eres tu, eres una puta versión de ti mismo que da asco, apestando a inseguridad, patéticamente encogido ante la oportunidad. Y claro finalmente ocurre lo inevitable, ya no por tu "mala fortuna", has estado tan jodidamente patético y acojonado ante la posibilidad de triunfo que tu solo has metido la pata y no has sido capaz de disfrutarlo.

Finalmente con los morros hinchados después de la explosión despiertas de tu letargo, ahí vuelves a estar tu, un tú que solo puede pensar "Soy un puto gilipollas que ha perdido una gran oportunidad", y con razón lo piensas, tienes pocas oportunidades y para una que tienes... has tenido tanto miedo al propio triunfo, has sacado toda tu puta inseguridad y has sido patético.

Pero así somos. Así es la vida sumida en la puta mediocridad.

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