martes, 11 de febrero de 2014

Cuento 4: Al calor del fuego



Phil cogió uno de los vasos de metal que había en una pequeña alacena de la cocina, lo rellenó con nieve y lo acercó al fuego. En unos instantes la nieve solida dio paso a agua liquida y pura. Separó el baso del fuego y lo puso delante de el en el suelo. Troceo las hojas de Fesa y las sumergió en el agua. 

Vio un caldero vacó, parecida de latón, salió lo relleno de nieve y lo puso cerca del fuego.

Se volvió y miró a Sarah que se movía con leves espasmos y sudaba. Estaba enfermando por culpa de la falta de sangre y la mordedura del lobo. Phil rasgó uno de sus harapientos trapos y lo empapó en el agua fría de sus bolsas de cuero. Puso el trapo húmedo sobre la frente se Sarah como Kat hacia con el cuando enfermaba. En otro trapo coloco las ultimas flores de sangre y las aplasto sobre el, lo ungió en agua mas caliente del caldero lleno que tenía frente a la chimenea y le cubrió el brazo a Sarah con él. 

Colocó ahora el baso cerca del fuego y espero a que hirviera mientras deshacía pequeños cachos de carne de lobo separando-lo de la piel. La piel parecía gruesa, podría usarla para taparse a la noche. 
Colocó los trozos del animal en un plato de madera. Sería su única comida hoy. 

El contenido del baso ya hervía lo separo del fuego y trato de enfriarlo a soplidos. Lo dejó reposar mientras de nuevo miraba a la joven, parecía estar debatiéndose entre la vida y la muerte. Humedeció de nuevo el trapo de su frente y lo volvió colocar sobre la misma.

El brebaje ya estaba bastante tibio debería despertarla obligarla a comer algo, darle el brebaje y rezar a los dioses para que sobreviviera a esa noche. Se sonrió al pensar en los dioses de los humanos, dioses en los que el no creía, ya que a penas se sentía humano. ¿Que dioses permitirían que un joven perdiera su única compañía en vida?

-Sarah...-Susurro a su oído- Sarah tiene que comer algo- dijo algo más alto- Sarah- la zarandeo un poco y finalmente abrió aquellos preciosos ojos verdes.
-¿Si?-respondió aturdida.
-Sarah debes comer algo ¿vale?La falta de sangre y la infección te mataran si no lo haces-dijo Phil mientras la sentaba a su lado.
-Vale.. pero no me encuentro muy bien...-Dijo de nuevo aturdida.
-Bebete esto- propuso Phil acercando el baso a su boca- Te sentirás mejor.
Ella dudo un instante, ¿Podía fiarse de aquel extraño? Bueno a fin de cuentas ¿que importaba? No le quedaba nadie en quien confiar. Bebió prácticamente de un solo trago el contenido del baso. 
-Esta bastante bueno ¿que es?- inquirió-. 
-Hojas de fesa, son buenas para el dolor te harán sentir mejor- respondió Phil- Toma hay carne de lobo, se que no es muy sabrosa pero tienes que comer. Ella asintió con la cabeza y juntos comieron al lado del fuego.

Los días eran muy cortos en la época de nieves, y a pesar de que no era mas de medio día a penas quedarían dos horas de luz y luego llegaría el frío intenso de la noche acompañado de una ventisca que ya hacia retumbar la estructura de madera de la casa con sus vientos. 
Ambos comieron, tranquilos, sin mediar palabra, pronto el efecto de las hojas de fesa hizo que Sarah se durmiera. Phil la tapó con la piel de uno de los lobos. Y se quedó pensativo mirando el fuego. ¿Por que confiaba en ella? Era una humana aquellos que solo aparecían por sus tierras cuando querían acabar con su vida. Pero recordó la voz de Kat en su interior. "Tu eres uno de ellos Phil y tarde o temprano vivirás en su mundo y confiaras en ellos, no pienses que todos son como los que han intentado matarte, hay humanos buenos y malos como hay dia y noche." 

Phil volvió a mirarla y sonrió levemente, aunque no fuera buena, ¿que mal podría hacerle? A fin de cuentas quizás no pasaría de esta noche. 

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