lunes, 10 de febrero de 2014

Cuento 2: Olor a batalla (Re-edición)




Mientras tanto en las lejanas tierras de Agathor, uno de los 3 reinos que todavía se mantiene en el continente de Hasper, el príncipe Calix, hijo de Fredix recientemente asesinado,  prepara una nueva ofensiva contra el imperio de Carsas, el cual trata de conquistar todos los territorios del basto continente y que posee tropas repartidas por todo él a pesar de la existencia de los 3 reinos.

 Antor: - Mi señor, no deberíamos empezar una nueva guerra, las heridas del pasado todavía no han cicatrizado, el pueblo se muere de hambre en las calles no lo comprenderá.

-Calix- Por eso mismo mi bien querido Antor, en la mente de nuestros hombres todavía está el odio hacia el imperio, todavía recuerdan el olor a sangre y putrefacción de las batallas, es algo que debemos aprovechar, sus heridas todavía no están curadas, pero sus corazones todavía claman venganza por los caídos.

-Antor:- Pero mi señor, nuestras tropas están muy mermadas, jamas podremos vencerlas de este modo, deberíamos esperar a que los reinos de  Dracos y  Telepias decidan ayudarnos, estoy seguro de que podríamos llegar a un pacto y volver a luchar codo con codo...

-Calix- ¡Ahora eso poco importa!-interrumpió con un estruendo- Debemos de hacer tiempo, si no combatimos estaremos perdidos, el cielo se teñirá de sangre al igual que nuestras tierras, la sangre de nuestros hijos correrá por las calles bajo el yugo del imperio, y no podemos permitirlo. No me daré por vencido, venceremos o pereceremos en el intento.

Sus ojos tenían ahora un brillo distinto, un brillo apagado, las penas de la guerra todabia se mostraban en su rostro y ni siquiera la gran furia que sentía podía acallar el pesar de su corazón. Hizo una pausa para tragar esos amargos recuerdos con un gran trago de vino. Y prosiguió ahora de forma mas calmada.

-Calix-Los 3 reinos jamás volverán a unirse, nunca volveremos a luchar con quienes no podemos confiar. 

-Antor:- Mi señor, que ejercito pretende utilizar, la mayoría murieron en la tercera de las grandes guerras, nuestra única posibilidad de victoria parte del pacto con los otros reinos...

-Calix- ¡Calla! No seas insolente- Vuelve a gritar golpeando la mesa con su copa- ¿acaso dudas de la valía de nuestros soldados?

-Antor- No mi señor, pero....

-Calix- ¡No dudes jamás de la valía de nuestros hombres!

De nuevo hizo una pausa, se calmó y empezó a cavilar mientras se mesaba su incipiente barba.

-Calix- Esperaremos al tiempo de lluvias, si para entonces los reinos de Dracos y  Telepias se han decidido a luchar serán bien recibidos, si por el contrario siguen temiendo el poder del imperio, y no les importan las desgracias vividas en nuestro reino, le mostraremos al Imperio de Carsas de lo que somos capaces, y me vengare por la muerte de mis dos hijos y de mi Padre.

-Antor- De acuerdo mi señor, empezare a reclutar hombres, y enviare nuevos mensajeros a las tierras de Dracos y Telepias.

-Calix- ¡Antor! Venceremos, no debes dudar nunca de tus posibilidades o seras nuestro mayor enemigo

-Antor- Debería coronarse ya mi señor...

-Calix- La sangre de mi padre aún corre sobre el trono... con los tiempos que corren la coronación puede esperar.

-Antor- Como guste mi señor, partiré y acatare sus ordenes.

Mientras se iba Antor miró de reojo a Calix, este miraba ahora por la ventana pensativo. Era joven y bravo, pero parecía inteligente. Era un buen hombre alto y desgarbado, con una larga melena y algo que empezaba a ser una barba sobre su tez. Ojos claros y a veces algo inexpresivos. Su juventud aprecia marchitarse debido a las penas y a las cargas que caían ahora en sus hombros. En su rostro había una extraña mezcla entre temor y seguridad ante la victoria, Antor no lo entendía, pero a Antor no le pagaban por entender, sino por acatar ordenes.


(Original: junio 2012)

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