domingo, 9 de febrero de 2014

Carta 2




Échate las manos a la cara y llora, ya no sirve de nada, las has jodido, el tiempo se acabó, tu oportunidad ya pasó. El reloj no se para y mucho menos cambia de dirección por nadie.

Ahora recoge los cristales rotos de tu "golpe de suerte" que finalmente te dio en los morros, arrepiéntete de todo, de lo echo y de lo no echo.

¿Por que no fui mejor persona? ¿Por que no luche mas? ¿Por que no tuve mas cabeza? ¿Por que no fui  un jodido capullo? ¿Por que no hice caso al corazón? ¿Por que...?

Ahora regresas a aquellos momentos y te ves como un puto crío desnudo e indefenso ante la vida, tal como te portaste, atropellado brutalmente por las situaciones de la vida. Tu y solo tu eres el responsable de tus fracasos, tu y solo tu puedes enmendarlos, bueno, o al menos podrías intentarlo. Pero no, es más cómodo tirarte en el sofá y echar de menos tiempos mejores, echar la vista atrás e imaginarte actuando de otra forma, y dando un final satisfactorio a tus propias historias. Así hasta que ya es demasiado tarde para aferrarte a los pocos trozos que te unían a la realidad. Ahora que ya no puedes, lo intentas, pero dios no existe, y si existe no te escucha, cuando cierras una puerta nadie abre la ventana, no te engañes.

Intentas tirar la pared, ladrillos que tu mismo has colocado, tu inseguridad y tus miedos la forman, te desesperas, es algo que te supera. Ahora por fin te ves preparado para aquello que tan rapido paso por delante tuya y a lo que no pudiste subirte, pero ahora ya no está. Lleva más tiempo vivo en tu cabeza que en la propia realidad.

Y fracasas. Las puertas una vez cerradas difícilmente vuelven a abrirse.





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